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El Colgado

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El Col​gado

12. El Col​gado

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  1. ¿En qué aspectos de tu vida sientes que estás en una pausa o suspensión y por qué?

  2. ¿Cómo te relacionas con la idea de soltar el control y dejar que las cosas fluyan?

  3. ¿Qué nueva perspectiva podrías obtener al cambiar tu forma de ver una situación estancada?

  4. ¿Qué lecciones estás recibiendo de los momentos en los que te sientes “colgado” o bloqueado?

  5. ¿En qué circunstancias sacrificarías algo para lograr una comprensión más profunda?

  6. ¿Cómo aprovechas la quietud o la espera para meditar y entender mejor tus procesos internos?

  7. ¿Qué vínculos o patrones sería bueno revisar desde una perspectiva diferente?

  8. ¿Cómo gestionas la incertidumbre cuando no ves cambios inmediatos en tu entorno?

  9. ¿De qué manera la paciencia y la reflexión te ayudan a crecer durante este tiempo de suspensión?

  10. ¿Cómo crees que esta pausa aparente podría transformarse en un paso necesario para tu evolución?

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Si El Colgado hablara

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Animalidad - Fiera - Creatividad - Profundidad - Voz - Pubertad - Decir - Callar - Renacimiento - Fuerza - Comienzo - Comunicar - Sentir.
Parada, meditación, don de uno mismo

Palabras clave:
Sacrificio - Inmovilidad - No elegir - Gestación - Feto - Meditación - Don de uno mismo - Profundidad - Invertido - Esperar - Demora - Suspensión - Reposo.

«Estoy en esta posición porque así lo quiero. Yo corté las ramas. He librado mis manos del deseo de asir, de apropiarme de las cosas, de retener. Sin abandonar el mundo, me he retirado de él. Conmigo podéis encontrar la voluntad de entrar en el estado en que ya no hay voluntad. En que las palabras, las emociones, las relaciones, los deseos, las necesidades ya no os atan. Para desligarme, he cortado todos los lazos, salvo el que me liga a la Consciencia.

Tengo la sensación de caer eternamente hacia mí mismo. A través del laberinto de las palabras, me busco, soy el que piensa y no lo que es pensado. No soy los sentimientos, los observo desde una esfera intangible donde sólo hay paz. A una distancia infinita del río de los deseos, sólo conozco la indiferencia. No soy un cuerpo, sino quien lo habita. Para llegar a mí mismo, soy un cazador que sacrifica su presa. Encuentro la acción candente en la infinita no-acción.
Atravieso el dolor para encontrar la fuerza del sacrificio. Poco a poco me deshago de lo que podríamos llamar "yo". Entro en mí mismo incesantemente, como en un bosque encantado. Nada poseo, nada conozco, nada sé, nada quiero, nada puedo. Sin embargo, universos enteros me recorren, me llenan de sus torbellinos y se van. Soy el cielo infinito que deja pasar las nubes. ¿Qué me queda? Una sola mirada, sin objeto, consciente de sí misma, haciendo de sí misma la última y máxima realidad. 

Entonces estallo en pura luz. Entonces me convierto en eje de una danza total, en agua bendita a la que vienen a beber los sedientos.

A partir de ese momento soy el aire puro que expulsa las atmósferas viciadas. A partir de ese momento, mi cuerpo atado se convierte en fuente cataclísmica de la vida eterna. Sólo soy un corazón que late, que propulsa la belleza hacia los confines de la creación. Me convierto en la dulzura apacible en cualquier dolor, en la incesante gratitud, en la puerta que conduce a las víctimas al éxtasis. El camino en pendiente por el que uno se desliza hacia arriba. En la viva luz que circula en la oscuridad de la sangre.»
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La vía del Tarot. Alejandro Jodorowsky y Marianne Costa.

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